Boyas a la deriva

A Snowy Californian Christmas for Horst... :))))

Hace cosa de un mes, me reunía con un alto directivo de una compañía tecnológica  española.  El motivo de nuestra reunión: discutir la investigación que llevaban años realizando sobre las redes sociales y su opinión hacia donde nos llevaría todo esto. Me enseñaba unos gráficos de redes, de cómo unos usuarios están conectados a otros, de cómo se formaban, se movían y desaparecían las redes. También me hablaba de la velocidad de difusión de la información en función de la topología y naturaleza de la red. Nuestra discusión se movía entre lo concreto y lo abstracto. Entre lo comercial y lo social. Muchos temas merecerían un post, pero hoy tocaré el que más me sorprendió.

Según este directivo, la opinión pública era hoy mucho menos moldeable por las minorías. Su tesis es que el pensamiento hoy se rige cada vez más por el pensamiento colectivo y no tanto por el individual. Y de cómo la dirección del movimiento de la red (el movimiento del pensamiento) tendía hacia la “verdad” y los valores del colectivo. El problema es, me decía, que distintas sociedades pueden considerar como bueno o malo distintas cosas, tener “verdades” distintas.

En sus gráficos veía cómo algunas de estas redes engordaban y pronto eran tan grandes que ya se hacía imposible que una minoría dentro de ella pudiese empujarla en la dirección que desease. El pensamiento era grupal y no moldeable.

Y entonces surgió mi pregunta… “No moldeable” es bueno… si la dirección es la correcta, pero ¿quién asegura que la dirección es la correcta? Me respondió que nadie. Nadie asegura que la dirección sea la correcta. La “verdad” de una sociedad islámica puede ser muy distinta, por ejemplo, de la de nuestra sociedad occidental.

En el paradigma del mass media, unas minorías empujaban el mundo. Como dice Ortega “…es indudable que la división más radical que cabe hacer de la humanidad es en dos clases de criaturas: las que se exigen mucho y acumulan sobre sí mismas dificultades y deberes, y las que no se exigen nada especial, sino que para ellas vivir es ser en cada instante lo que ya son, sin esfuerzo de perfección sobre sí mismas, boyas que van a la deriva”. En el pensamiento de Ortega, esa es la aristocracia que debería mover el mundo.

Pero en el nuevo paradigma, según esta tesis, pareciera que todos somos “boyas a la deriva.” Pues el esfuerzo individual es estéril, no puede mover al mastodonte de la red. Antes era una élite la que tenía el control gracias a la prensa o gracias a las tertulias de café ilustradas. Hoy todos tenemos el control y, al mismo tiempo, ninguno lo tenemos.

¿Qué os parece?

 

 

Foto: A Snowy Californian Christmas for Horst… :)))) by Vol-au-Vent

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