Feliz antes de la tempestad

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En la película The artist se muestra la historia de un popular actor de cine mudo que, al llegar el sonido, se niega a aceptar la nueva estética que el séptimo arte acabaría imponiendo. Uno de los mayores méritos del director es el de conseguir transmitir, en pleno siglo XXI, lo fascinante que una película muda y en blanco y negro podía llegar a ser. El espectador puede llegar a comprender los sentimientos del simpático protagonista.

Muchos colegas del mundo académico pensamos que la educación está hoy en un momento parecido. No se cómo serán los colegios y Universidades de dentro de 10 o 20 años, pero pondría la mano en el fuego de que se parecerán poco a los de hoy y de que muchos caerán por el camino. Sin embargo, no son pocos los maestros de escuela o profesores universitarios que ningunean los cambios que empiezan a aparecer en el horizonte.

Como dicen George Day y Paul Schoemaker en su artículo de Harvard Business Review, “Scanning the Periphery”, “los mayores peligros para una compañía son los que no ves venir.” El mundo Universitario no es el único condenado a reconvertirse y en el que se huele el miedo al cambio. Piensen en las librerías, las agencias de publicidad, las gasolineras, las agencias de viaje, las compañías telefónicas, los bancos… En la historia moderna, muchos empresarios se han negado a ver lo evidente. Para otros, los cambios han sido tan rápidos y drásticos que no han tenido margen de maniobra: Videoclubs, tiendas de discos, laboratorios fotográfícos, la industrial textil europea y las diligencias, son ejemplos más o menos recientes.

¿Qué consejos dar a todos aquellos que viven hoy felices en entornos en los que aún está por llegar la tempestad?

 

Foto by Julian Villanueva 

11 responses

  1. ¿Consejos? Es quizá un resumen de tu artículo…

    El que no mejora cada día, ya está muerto; y si no lo entendemos así, ya nos lo “dirán” los demás.

    Si no me asombrara (hasta con la boca abierta) y aprendiera y me adaptara y mejorara todo el rato, si no estoy dispuesto al cambio, no habría variación desde hoy hasta el día de mi travesía con Caronte; ya estoy muerto. ¡Qué aburrido! Ahora que Osasuna empieza a salir del hoyo.

    ¡Ay! Seguiría un rato pero puedo ser muy pesado.

    Gracias Julián

  2. Yo añadiría unos cuantos a tu lista entre ellos los medios tradicionales y las agencias de publicidad. Como hoy me toca clase en Pamplona, estoy más sensible con estas profesiones. La reinvención requiere ayuda, requiere que alguien nos haga pensar fuera de nuestras fijaciones que nos ayuden a buscar un sueño, algo que nos atraiga hasta el punto de querer dedicarnos a eso con todas nuestras fuerzas.

    Pero si esa opción no funciona, la segunda es pensar en ¿Como puedo ayudar? Con lo que se, con lo que he aprendido, con lo que me gustaría saber. Porque o perseguimos nuestro sueño o ayudamos a los demás.

    Y una última tabla de salvación es pensar ¿en qué podríamos ser los mejores del mundo? Por ese camino también hay respuestas que eluden la ingente cantidad de cosas que nos impiden avanzar con celeridad y que nos llenan el día de burocracias sin sentido.

    Si ninguna de las tres opciones funciona las dificultades van a multiplicarse exponencialmente hasta la total desaparición del sujeto.

    Gracias, colega

    Xavier

  3. Querido Julián, el año pasado participé como alumno en el curso de Surviving Disruptive Technologies impartido por el profesor Hank C. Lucas, de la Smith School of Business de la Universidad de Maryland. Fue un curso a través de Coursera en el que, precisamente, se analizaba por qué compañías líderes como Kodak, Blockbuster o Olivetti dejaron de serlo.

    El profesor Lucas hablaba de distintos estados en la aproximación de las empresas a un cambio, el primero de los cuales era la negación. También comentaba que la mayoría de estas empresas no habían visto venir el cambio pues estaban centrados de una definición de su mercado muy auto-restrictiva. Esa definición del mercado (películas fotográficas, videoclubs urbanos o maquinas de escribir) les llevaba a verse como líderes y les limitaba mirar al rededor. En el fondo lo que venía a decir que la definición del mercado conforme a las necesidades que la compañía cubre (imprimir fotos en papel, ver películas en casa o escribir textos) les hizo no mirar un poco más lejos. Por ello obviaron que la necesidad que cubría Kodak era la de almacenar recuerdos, no imprimir fotos. O la que satisfacía Blockbuster era entretenerte sin salir de casa y la acabó cubriendo mejor Netflix que te enviaba los DVDs a domicilio.

    En el curso se comentó superficialmente el caso de la educación masiva online y la publicación de NYT de que en ese curso estábamos apuntados 30.000 personas de todo el mundo y más de 3.000 participábamos en sesiones en directo a través de Hangout de Google (veíamos el directo por Youtube, enviábamos preguntas por Twitter y el profesor y sus 5 contertulios contestaban las cuestiones de los alumnos.

    La experiencia fue genial. Aprendí con lo que mi necesidad de conocimiento fue colmada.Lo he incluido el curso en mi curriculum, pese a que no puedo capitalizarlo al no contar con un certificado. Que podía haber obtenido si hubieran seguido estrictamente los pasos marcados para ello, que yo no seguí por no querer adaptarme a los tiempos del curso.

    La educación no está cambiando, ha cambiado ya. Igual que ha cambiado la publicidad. Y el que no quiera verlo, que siga negando la evidencia. Pero lo mismo pasa, como bien dices, en la banca o en la inmobiliaria (“Un estudiante noruego se compra una casa gracias a unos bitcoins olvidados”, http://www.elconfidencial.com/tecnologia/2013-10-30/un-estudiante-noruego-se-compra-una-casa-gracias-a-unos-bitcoins-olvidados_47733/

    • Ya ha cambiado, sí, pero todavía algunos no se enteran, porque no lo han sufrido en sus carnes. En las agencias de medios y de publicidad ya lo estáis viviendo. Pero si os preguntásemos hace 10 años… seguro que muchos no se darían por enterados.

  4. A todos ellos, que estén preparados, si conocen bien su negocio y está al tanto de lo que acontece a su alrededor, no viendo crecer la hierba sino escuchándola, podrán ser flexibles y adaptarse rápidamente. El nuevo mundo que cambia rápidamente exige cada vez más, ya que es volátil y líquido, requiere celeridad y destreza. Pero para ello también requiere líderes que sean capaces de mover a la organizaciones en este sentido. Y me pregunta es ¿ Existen verdaderos líderes para este nuevo liderazgo del cambio que se exige en este momento?

    Tienen una nueva seguidora.

    🙂

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