Una sociedad “marshmallow”

Miss Siúrca trapped in a marshmallow Hole, a softpinkcore nightmare

Quizá la escena más entrañable de la película Up es la que muestra al protagonista y su esposa tratando de ahorrar año a año para conseguir viajar a su destino soñado. Una pareja justa en lo económico que va depositando en una hucha cada moneda que van rascando al bolsillo. Los años van pasando y, para cuando han logrado ahorrar lo suficiente, ya es demasiado tarde.

Desde pequeños nos han enseñado la importancia del sacrificio que busca una recompensa futura: “Estudia niño, o te arrepentirás cuando seas mayor”, “saca buenas notas, y te compraré aquél regalo”, “trabaja 14 horas de becario y así harás curriculum”, “cuidado con esa chica, que te llevará por el mal camino”. Y al madurar, nosotros mismos nos hemos dado cuenta que, en la vida, muchas cosas buenas del mañana requieren de un cierto sacrificio hoy.

En un interesante estudio de los años 60,  Michael Mischel (investigador de Stanford) sometió a varios niños a un divertido experimento. A cada niño le dejaban sólo en una habitación con un marshmallow delante y el experimentador le decía que si no se lo comía, cuando volviera le daría dos. Años después, se analizaron a esos mismos niños y se descubrió que aquellos que fueron capaces de esperar (retrasar la gratificación instantánea de un marshmallow para así recibir dos más tarde) habían destacado mucho más en la vida.

¿Y se necesitaba un estudio para sacar esa conclusión?, me preguntaréis algunos. Seguramente no. Los libros de educación y moral, los educadores, los padres y las abuelas lo saben desde hace tiempo. Sin embargo, algunos que ven estas fuentes de sabiduría como rancias y sospechosas, en ocasiones hacen más caso a un psicólogo de renombre diciendo lo obvio.

¿O quizá no sea tan obvio? No se si los padres de hoy siguen creyendo en esta premisa: que retrasar la gratificación de las cosas nos hace más fuertes y felices. Pero sí creo que los que intenten inculcárselo a sus hijos, hoy lo tienen mucho más difícil…

Escuchas una canción, la detectas en Shazam y te la bajas de internet en segundos. Antes esperabas y esperabas hasta que la emisora te dijera qué canción o grupo era. Tienes que hacer un trabajo y toda la información la encuentras en Internet en minutos.  Antes todos íbamos en busca de la socorrida y escueta enciclopedia. Al niño que tiene sed, la madre le tiene preparado una botella en el coche para que no se deshidrate. Antes, te quedabas sin merendar si pedías agua por quinta vez. Sacas decenas de ideas en un sólo día con sólo leer unos cuantos blogs o seguir tu twitter, cuando antes tenías que leer multitud de libros. Puedes tomar la decisión de si compras tal o cual producto con solo visitar unos pocos foros de opinión, cuando antes necesitabas preguntar a usuarios y visitar varias tiendas. Y los viajes… la oferta sale a tu encuentro y, si no has ahorrado, siempre quedará algún banco o tarjeta que te preste para eso.

De haber nacido 50 años más tarde, nuestra entrañable pareja de Up habría hoy viajado muchísimo más, pero… seguro que no serían los mismos.

¿Cómo serían? ¿Cómo impactará la gratificación instantánea al futuro de nuestra sociedad?

15 responses

  1. Acostumbrarse a la gratificación explosiva e instantánea genera frustración en muy breve plazo porque siempre quieres más y más explosivo, y eso es difícil de sostener; Además de que a lo que consigues sin esfuerzo normalmente le das un valor igual a cero.

    Yo voto por el esfuerzo, aunque no sea titánico, para ir consiguiendo poco a poco tus metas.

  2. Cada vez más rápido, cada vez más inmediato e incluso, muchas veces, con menos esfuerzo, más sencillo…
    Pero, ¿valoramos las cosas igual que lo hacíamos antes?

  3. Pingback: Nuestra forma de ver historias « Multimaníaco 2.0

  4. (Quizás es algo más que un comentario, pido disculpas por adelantado)

    Yo tiendo a ver la botella semillena… y en este caso no voy a hacerlo de manera diferente. Me explico:

    • Hace 500 años, los libros se escribían a mano y sólo un 1% de la población sabía leer. Era pues una labor titánica la de acceder a la FORMACIÓN y al SABER… no digo ya a la INFORMACIÓN, que era boca a boca con arrieros, caminantes y comerciantes. Sin embargo, a su velocidad, la sociedad progresaba…
    • En el año 1.455 se imprimió el primer libro con la imprenta de Gutenberg (que por cierto no fue el inventor de los documentos impresos, pues esto se hizo en China, alrededor del 960). Y esto inició una revolución (lenta…) que nos llevó a tener bibliotecas, periódicos, … desde luego acceder en el año 1960 a una hemeroteca era posible para casi cualquiera que quisiese. O comprar y leer 2-3 periódicos diarios y escuchar la radio. Comparado con el año 1.455, era un “esfuerzo mínimo” el acceder a la información o al saber…
    • Pero no hay duda que este proceso hizo que la humanidad progresara en CONOCIMIENTOS y en DESARROLLO.

    ¿Cuál es la analogía a la que quiero llegar respecto a lo que está ocurriendo hoy en día?
    Que lo que a mí me parecen las bases del conocimiento, y lo más singular del ser humano, que son la CURIOSIDAD, la IMAGINACIÓN, el ANÁLISIS, el PENSAMIENTO LATERAL y sobre todo, la VOLUNTAD de PROGRESAR, estaban presentes en el año 960, el 1455, el 1960 y, estoy seguro, ahora en el 2.011.

    Y que lo que nos permite la tecnología hoy en día es el acceder a la INFORMACIÓN relevante mucho más deprisa (yo diría más rápido que la velocidad de la luz) para que podamos aplicar las capacidades reales del ser humano.
    Y además se lo permite a MUCHA MÁS GENTE y al mismo tiempo, con lo que la velocidad con la que progresamos se acelera permanentemente. ¿Qué está pasando? Estamos aplicando el ESFUERZO en potenciar las capacidades humanas fundamentales para el progreso…

    Aplicando el pensamiento lateral en este caso, se me ocurre pensar… ¿alguien se planteó hace 6 meses un escenario de revoluciones democráticas (o al menos en contra de un poder absolutista) en seis países del Oriente Mediterráneo y Medio?
    Esto ha sido posible gracias a la revolución de las redes sociales y la globalización de la información en Internet… y ¿qué mayor esfuerzo que el de dar la vida por querer progresar? Eso sí que es invertir esfuerzo por un bien que llegará a futuro… les llegará a sus conciudadanos y a sus hijos.

    Dicho esto creo que tenemos una oportunidad única de inculcar a los niños y jóvenes, y también al resto, que el tener la información al alcance de los dedos no nos evita, más bien nos obliga, a centrar nuestro ESFUERZOS en discernir, entender y aplicar esa información a tomar mejores decisiones, a aplicarla para ir creando nuestro bagaje de experiencia, a nuestra FORMACIÓN, y a consolidar nuestros VALORES que nos permitan avanzar en nuestro plan de vida.

    Creo que nos/les sigue quedando un gran y gratificante ESFUERZO por delante.

    Pta: Aunque tenía una idea general, gracias a Internet os he podido indicar cuándo se imprimió el primer libro, y he descubierto (no lo sabía) que los Chinos ya utilizaban algo parecido. Y todo esto me ha servido para argumentar un pensamiento que espero que os haya parecido medianamente interesante. Es posible que sí, si habéis llegado leyendo hasta aquí.

    • Gracias Jorge. Muy interesante!
      Bien, creo que en mi post mezclé al menos dos conceptos íntimamente relacionados pero diferentes. El primero es el de la gratificación instantánea. El segundo el del rápido acceso a la información. El segundo concepto se da gracias a la tecnología. El primero no necesariamente. Creo que gran parte de la gratificación instantánea se da en nosotros por nuestro mayor nivel de vida y por un cambio de valores y que este habría ocurrido incluso sin Internet.

      Sobre tu comentario, te remito a mi post “Boyas a la deriva”, en el que dudo de que tanta info nos haga más libres. Pero yo soy pesimista por naturaleza, al revés que tú 🙂 https://julianvillanueva.com/2011/02/14/boyas-a-la-deriva/

  5. 🙂 De todos modos, el ejemplo de Up, me parece perfecto como explicación a por qué nos lanzamos a la gratificación inmediata.
    Ya no aceptamos una vida de sacrificio para alcanzar una meta que puede no llegar.

    Queremos la gratificación al final del esfuerzo. La exigimos. Y somos muy poco tolerantes a la frustración.

    Me sumo a lo dicho por Ziur.

  6. Pingback: ¿Inmediatez o idiotez? « el blog de Julian Villanueva

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  8. Pingback: Esta es la juventud del Papa « el blog de Julian Villanueva

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