¿Seremos capaces de arrimar el hombro?

La gravísima crisis actual y el ejemplo de la primavera árabe han despertado un malestar que estaba muy latente en la sociedad. En un post del 11 de Abril (Políticos corruptos, ¿ciudadanos idiotas?)  me preguntaba si la sociedad estaba dormida y advertía sobre lo que ya era obvio entonces: que algo podía pasar aquí.

Un mes más tarde, el movimiento #15M demostró que los “indignados” habían despertado de su letargo. Desde entonces, el movimiento ha cometido, en mi opinión, graves errores, que han hecho que muchos lo miremos hoy con desconfianza. En otros posts he sido muy crítico con la deriva asamblearia de propuestas utópicas. Además, me ha defraudado mucho las recientes críticas a la JMJ. Están indignados con todos, menos con ellos mismos.

Pero es evidente que como fenómeno social tiene una gran trascendencia. En esencia, se ha convertido en un grupo de ciudadanos (principalmente jóvenes) muy cabreados con las instituciones y con nula autocrítica. Su poder de convocatoria es cada vez menor en las calles (especialmente en Agosto), aunque aún amplio en las redes sociales.

Pero ojo, que esto puede ir a más. La situación económica no va a mejorar fácilmente. Y nuestros 5 millones de parados puede que crezcan y, casi con toda seguridad, tendrán menos prestaciones y sus familiares con empleo más impuestos. En los próximos meses veremos privatizaciones de lo poco que queda, copago sanitario, aumento del IVA y tijeretazos por doquier. Si gana el PP lo hará Rajoy, si gana el PSOE lo hará Rubalcaba. Como decía un ministro italiano, “o se hace la revolución o se hacen las reformas”. Y si no lo hacen de buena gana, lo harán empujados por Angela Merkel (que, por cierto, se la ve más recia que ZP y Rajoy juntos). El que gane tendrá que lidiar con más de una huelga general, mayor descontento y quizá para entonces el movimiento (u otros nuevos que surjan) se vuelva más violento, como en UK.

Es verdad que PP, PSOE y algunas empresas han demostrado una incompetencia y deslealtad hacia la sociedad española difícil de igualar. Pero sin PP, PSOE ni empresas lo llevamos claro. Se hace necesario, más que nunca, un gran pacto de estado. Un gran pacto que aumente la competitividad del país. Un gran pacto que mejore nuestra democracia. Un gran pacto que empiece a cambiar nuestros valores. No podemos seguir viviendo rodeados de corrupción. Pero tampoco con una actitud de “Papá-estado es el único responsable de mi desempleo” o “la empresa privada tiene la obligación de darme trabajo”.

Lo que está en juego no es la victoria de uno u otro partido. Lo que está en juego es el futuro de toda una generación.

¿Serán capaces los partidos? ¿Seremos capaces los ciudadanos?

 

Foto: Imparare dall’esperienza (Aprendiendo de la experiencia), de Luigi Mirto

4 responses

  1. Querido Julián,

    mi sentir es que no. Y voy a darte mi enfoque matemático del tema. Parece que tenemos dos variables x e y. Podríamos definir x como “personas que miran por el bien de la sociedad” e y como “personas que miran por su propio interés”. Parece que y>x, pero no estoy del todo segura de que este pensamiento sea real. Me explico. Por una parte, si escuchamos a los medios de comunicación parece que y>>x, porque no escuchamos más que sandeces y peleas de unos con otros. Pero, por otra, si tomo como muestra las personas que conozco y con las que entablo conversaciones directas (que no son pocas ni poco variadas), podría concluir que y<x. Desgraciadamente, la primera de las muestras es mucho más representativa del universo y eso es lo que me inclina a pensar que el tema está complicado ¿Cómo hacer que x crezca o que parezca que crece? El problema es similar al de una fábrica de piezas, donde unas son defectuosas y otras no ¿Cómo conseguir que sea mayor el número de piezas sin defectos? Hay que trabajar en la raíz, en la esencia de la fabricación de las piezas (EDUACIÓN, CULTURA, VALORES…), pero ¿cómo? ¿CÓMO? No sé. Desgraciadamente (y lo digo con todo mi sentir), no lo sé.

  2. La crisis de valores o crisis moral es por la carencia del ciudadano de desarrollarlos, por la intervencion del estado de bienestar, por lo que ahora se encuentra incapaz de afrontar por si solo la busqueda de trabajo o de crear empleo sin dañar la dignidad de las demas personas. Es tiempo en el cual el reformar el concepto altruista e intervencionista de la solidaridad por uno de trabajo y sacrificio uniforme de todos para todos.

  3. Julián, después de haberme cobrado en cenas este verano las apuestas con algunos amigos que aseguraban que el 15M se disolvería como un azucarillo y comprobar que no es así, me gustaría contestar tu pregunta con un clarísimo NO.
    No seremos capaces de arrimar el hombro por muchos motivos.
    – Porque vivimos en general bien o razonablemente bien. No hemos tocado suelo en el mundo occidental desde mediados del S.XX y eso ayuda a olvidar los horrores. Pero ojo que hay conflictos muy serios muy cercanos -al norte y al sur de nuestro país-…
    – Porque no hemos sido educados en el esfuerzo sino en la comodidad y en lo sencillo, y va a más.
    – Porque pensamos que la culpan la tienen los otros: políticos, bancos, “burbujas inmobiliarias”, indignados, etc…
    – Porque buscamos nuestro bienestar personal por encima de cualquier cosa, por supuesto por encima del bien general
    – Porque no tenemos idea de estado, ni de país ni de patria. O mejor dicho, la patria es la infancia y ahí cada uno tiene la suya…
    – Porque tenemos una estructura administrativa muy difícil de optimizar sin generar una mayor conflictividad y desempleo. Mejor dicho es sencillo de hacer, pero políticamente…
    – Porque la pirámide invertida no la cambiamos ni en 25 años, y mucho tendremos que generar para pagar unos pocos los subsidios, jubilaciones, deuda del gobierno, administraciones, impuestos… Uff me produce escalofríos la que se nos viene encima. Mejor nos vamos a otro país (ves ya estoy pensando en mi antes que en los demás …)
    – En definitiva, porque sufrimos una crisis de valores impresionante y el YO esta por encima de cualquier cosa, así que la máxima parece ser: !sálvese quien pueda, tonto el último¡

    Así es imposible pensar que esta sociedad arrimará el hombro. Como dice la canción ” antes muerta que sencilla “

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